viernes, 29 de octubre de 2010

Dos presuntos pandilleros son acusados de matar a parientes

En menos de un mes dos presuntos miembros de la mara Salvatrucha han sido acusados de asesinar a sus respectivos progenitores.
Los hechos sucedieron el 20 de septiembre pasado en el cantón Loma Larga, del municipio de Tacuba, departamento de Ahuachapán, y dentro de una venta de repuestos usados en la ciudad de Santa Ana, el 10 de octubre anterior.

Por el asesinato del policía Wilson Bladimir Cruz García, destacado en la subdelegación de Atiquizaya, ya hay varias personas capturadas, las cuales han sido identificadas como Mario Eduardo Zaldaña García, de 18 años; Marco Alfredo Contreras López, de 19, y Donal Alexander Gaspar, también de 18, a quienes han acusado en el Juzgado Especializado de Instrucción de Santa Ana.

Varios testigos del hecho los señalan como los responsables de haber dado muerte a Cruz García cuando éste regresaba de dejar una bomba manual para fumigar unos cultivos en los que se encontraban trabajando su padre y su hermano.

En el cantón Loma Larga, de acuerdo con investigadores policiales, está afincada una clica de la mara Salvatrucha que en los últimos diez meses ha sembrado el temor a fuerza de asaltos a mano armada y asesinatos.

Pese a que hay tres capturados, en las investigaciones del caso sólo se apunta a posibles rencillas o represalia por pertenecer a la institución policial. Sin embargo, el caso tiene como trasfondo un riña doméstica que el policía tuvo la víspera de su asesinato con un joven al que la familia del policía había acogido en el seno de su hogar y que era tal la confianza y el aprecio que le tenían que lo miraban como un miembro más de la familia.

Pero sucedió que el 19 de septiembre, Cruz García le hizo un llamado de atención al joven por la estrecha relación que éste había evidenciado con la pandilla local. De las palabras pasaron a los gritos y de estos a un forcejeo. Curiosamente, no transcurrieron más de 24 horas entre ese forcejeo y el asesinato del agente policial.

En el cantón Loma Larga, Cruz García y su familia son muy conocidos. A cualquiera que se le pregunte indica rápidamente su localización: Es de las primeras casas, aledaño a la Iglesia de Los Mormones, indican los interrogados, quienes se escabullen rápidamente cuando se les cuestiona sobre el homicidio del agente policial y más cuando se les hace referencia a que un hijo de crianza lo habría asesinado.

"Mire, nosotros sabemos que al muchacho lo mataron allá abajo, cerca de la cooperativa, pero más no sabemos porque nosotros no salimos mucho de aquí", contesta un transeúnte.

Los familiares de Cruz García son más parcos aún en sus respuestas: dos jóvenes que evidentemente son mayores de edad aseguran que no pueden hablar del asunto; que sólo uno de sus tíos puede hacerlo y él no está en el momento. No se les logra arrancar ninguna otra respuesta, ni una sola palabra más.

Asesinado por su hijo

Semanas después de que el agente policial fuera asesinado, supuestamente después de reñir con uno de los suyos por su relación con la pandilla local, José Herminio Pérez Centeno fue acribillado a balazos por su propio hijo. Uno de los hijos de su primer matrimonio y a quien solía apoyar siempre que el vástago lo necesitaba.

El caso de Pérez Centeno es más patético, según cuentan personas que siempre mantuvieron una relación muy estrecha con la víctima, aunque piden que no se les meta en problemas porque el Sparky (William A., el supuesto hijo vinculado al homicidio) es un sujeto peligroso. Un cabecilla de una clica de la mara Salvatrucha.

"Podría apostarle que ahorita mismo le han de estar avisando que usted ha andado preguntando por don Herminio. Esos que ve que sólo asoman por las esquinas son mareros", advierte un hombre, de los pocos que se atrevió a hablar abiertamente del caso. Otra mujer advierte discretamente al equipo de El Diario de Hoy: "Mejor sálganse de aquí", dice la señora en tono amigable pero preocupado, en una de las varias lotificaciones donde este periódico indagó sobre el homicidio de Pérez Centeno.

El crimen ocurrió el domingo 10 de octubre, al comenzar la noche. Tres días después del asesinato, la Policía de Santa Ana no quiso revelar detalles sobre el crimen, arguyendo que el presunto asesino podría darse a la fuga.

No obstante, de manera extraoficial confirmaron que hay una línea de investigación muy fuerte que indica que uno de los principales sospechosos es el hijo de Pérez Centeno.

Fuentes cercanas a la víctima y a las pesquisas del hecho indican que la maraña del crimen comenzó en una discusión que Pérez Centeno, un ex militar, veterano de la guerra de los 80, cuando le vio a su hijo un tatuaje alusivo a la mara Salvatrucha mientras el joven se bañaba.

El tono de las palabras subieron a tal grado que Pérez Centeno habría propinado una golpiza a su hijo hasta sacarle la verdad referente a quién o quiénes lo involucraron en la mara. Cuando éste les dijo, el ahora asesinado buscó a los culpables de que su hijo fuera un marero y les reclamó.

Por la tarde, Pérez Centeno se habría puesto a ingerir licor hasta emborracharse. Según las fuentes policiales, fue en ese momento que se escucharon una serie de disparos, luego, los habitantes de las casas que están a varias decenas de metros distantes de la venta de repuestos, vieron salir a un hombre.

Allegados al ex militar aseguran que Pérez Centeno fue acribillado por su mismo hijo, quien habría recibido una orden directa de cabecillas de la Salvatrucha para que acabara con la vida de aquel hombre que tuvo la hazaña de reclamarles.

Esta versión es la que se cuenta entre algunos vecinos, misma que ha sido apuntalada por dos testigos presenciales que ya se han escabullido para evitar ser tomados como testigos y exponerse a terminar como Pérez Centeno.

Un temido marero

Pese a que las versiones entre personas muy cercanas a Pérez Centeno apuntan a que éste fue víctima de su propio hijo, también llama la atención que las mismas personas identifican a Sparky como un afamado pandillero (por su alta peligrosidad), al que más de alguien se atrevió a asegurar que es como el cabecilla de un grupo de sicarios de la Salvatrucha de la ciudad de Santa Ana.

La incógnita que queda en el aire es: Si muchos de los parientes y conocidos de William A. sabían que éste era pandillero, y muy temido, ¿cómo es posible que el mismo padre lo haya descubierto hasta un día antes de ser asesinado?.

Pérez Centeno tenía una vasta experiencia militar por lo que sus allegados consideran que sólo alguien muy cercano a él pudo haberlo asesinado o alguien que lo conocía lo suficiente pudo haber aportado datos sobre su estado de borrachera en que se encontraba, lo cual era muy habitual, según cuentan sus allegados.

Durante la guerra, Pérez Centeno participó en uno de los tantos combates que se libraron en el cantón Cutumay Camones, municipio de Texistepeque, siempre en Santa Ana, cuando el ex capitán Francisco Mena Sandoval fue sitiado luego de desertar con una columna de soldados de la Segunda Brigada de Infantería, con sede en Santa Ana.

Los amigos de Pérez Centeno recuerdan que éste participó en un combate muy cruento en el que el ex capitán, quien se pasó a las filas de la entonces guerrilla del FMLN, tuvo uno de sus más duros reveses. Ese combate se saldó con casi 100 bajas por parte de la guerrilla, entre soldados desertores que seguían a Mena Sandoval y varios estudiantes universitarios que se habían incorporado a la guerrilla.

De momento, por los asesinatos del policía Cruz García y del ex militar Pérez Centeno no han sido detenidos o al menos no son sujetos de investigación las personas a quienes vecinos y parientes señalan de ser los últimos con quienes ambas víctimas discutieron por su pertenencia o relación con la mara Salvatrucha.

De Sparky, implicado en el asesinato de su padre, hay quienes se atreven a apostar que no lo capturarán. Es un tipo escurridizo. "A menos que él se arrepienta por lo que hizo y se entregue, de lo contrario no lo van agarrar", refiere un allegado al caso.

fuente : El Diario De Hoy

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